En El Caney, pintoresco poblado del municipio de Santiago de Cuba, se cultivan las más famosas y exquisitas frutas de Cuba, y sus mangos, sobre todo, son calificados los de más alta calidad, pero también esta tierra es de historia y leyenda.

Los dos primeros árboles de mangos de bizcochuelos retoñaron en esta fértil  región oriental del país, en 1902, y fueron sembrados por el español José Burgos en su finca La Campana,  con semillas procedentes de la cercana isla de Santo Domingo.

Factores disímiles influyeron para cosechar tan sabrosa fruta en El Caney como un PH muy favorable del suelo, los niveles de humedad ambiental, un régimen de temperatura peculiar, así como la atención cultural que les brindan los campesinos a sus plantaciones.

Años después la obra musical Frutas del Caney, del autor santiaguero Félix B. Caignet, que popularizara por el mundo el Trío Matamoros, contribuyó a difundir la merecida fama que ya habían alcanzado los mangos bizcochuelos, las guayabas, caimitos, mameyes, zapotes y marañones cultivados en esa pródiga tierra.

El productor Vladimir Martínez no se cansa de alabar la riqueza de esas tierras, a la cual le ha dedicado los mejores años de su vida con muy buenos resultados en el trabajo; aunque a la  fama del lugar también ha aportado la conocida canción, reconoce.

Pero, para orgullo de sus moradores, la notoriedad que encierra al terruño no se circunscribe únicamente a ese hecho.

De acuerdo con documentos hallados en el Archivo del Arzobispado de Santiago de Cuba, ese poblado fue fundado oficialmente el 19 de agosto de 1539 con el nombre de la comunidad india de San Luis de los Caneyes y ya para 1939 tenía una superficie de 759 kilómetros cuadrados, con unos 23 mil 192 habitantes, 168 fincas cafetaleras, con yacimiento de hierro, manganeso y cromo.

Entre lo más conocido de su historia están las acciones durante la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, cuando El Caney formó parte del teatro de operaciones en que ocurrieron los principales combates, convertido en un  sector defensivo  que protegía los caminos que conducían a Guantánamo.

Para satisfacción de su gente sencilla y afable, cuando el primero de julio de 1898, el mando norteamericano decidió atacar las fortificaciones de El Caney, en la dirección de El Viso, el rechazo por los defensores del poblado causó gran cantidad de bajas a los agresores y evitó que fueran tomadas las posiciones.

También se vanaglorian de que por allí, en diciembre de 1868, llegaron las primeras partidas de insurrectos que se posesionaron en la plaza después de desalojar a la pequeña guarnición militar española, y en 1869 entró al pueblo el mismísimo General Máximo Gómez.

Igualmente, del 27 de agosto de 1895 cuando tropas dirigidas por los generales Antonio Maceo y Periquito Pérez peleaban por entrar a El Caney lo que hacían de forma rápida para proveerse de víveres y armas que quitaban a las fuerzas españolas; el 20 de mayo de 1896 las huestes del General José Maceo se enfrentan a una columna española en la cercanía del puente que une al poblado con la ciudad.

A la dictadura de Gerardo Machado desafiaron  jóvenes como Amador Montes de Oca, nacido en esa localidad, poeta que ofrendó la vida combatiendo en San Luis, al proteger la retirada de su jefe, Antonio Guiteras Holmes.

Otros de sus hijos integraron el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) y también dieron su vida luchando contra la tiranía de Fulgencio Batista, como Joel Jordán, Omar Girón y Roberto Lamela Fong, en la década de años 50, cuyos nombres hoy honran varias escuelas y centros de trabajo.

Durante la última etapa de la guerra de liberación nacional, El Caney y su pueblo sirvieron de firme baluarte en labores conspirativas, por ejemplo, Frank País García encontró allí apoyo y abrigo en su faena de dirección y orientación.

En un banco del parque Los Maceo, de ese poblado, creó una de las primeras células del (M-26-7) en Santiago de Cuba, y el propio Frank, Pepito Tey y otros jóvenes revolucionarios, atacaron al cuartel de la policía batistiana, el 25 de julio de 1955, con el fin de obtener armas para la  insurrección.

El territorio se destacó, asimismo, por el apoyo a las columnas rebeldes del II Frente Oriental Frank País y el III Frente Mario Muñoz, que operaban en la cercanía del Ramón de las Yaguas, El Cristo, Dos Bocas y Altos de Villalón.

Un sitio histórico significativo en torno del poblado es El Escandel, lugar donde se realizó la reunión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con el jefe del Cuartel Moncada, al que se le impuso las normas de rendición de esta plaza de armas, el primero de enero de 1959.

El combatiente William Segura  recuerda como si fuera hoy  aquella memorable jornada que vivió con toda intensidad, cuando Fidel llegó y el pueblo lo recibió con euforia al disfrutar hasta el éxtasis la victoria de los rebeldes contra las fuerzas opresoras del régimen.

Tomado de Radio Mambí

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