Incluso dos mil, tres mil, serían insuficientes y dejarían el sabor del trabajo inacabado. Él merece muchas más.

Creación de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, hace 20 años. Nota periodística publicada en el Sierra Maestra. Imagen suministrada por René Silveira.
Creación de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, hace 20 años. Nota periodística publicada en el Sierra Maestra. Imagen facilitada por René Silveira.

Decir 20 años de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba es hablar, necesariamente, de Omar López Rodríguez, director fundador de la institución en la ha dejado –y continúa haciéndolo con la misma pasión de un joven profesional recién egresado de las aulas–, sus visiones, sueños, aspiraciones, jornadas de 25 horas de trabajo, y un sinfín de desvelos, los mismos que siente un padre por un niño pequeño que ayuda y disfruta verlo crecer.

Inauguración de la Casa Dranguet. Foto Edgar Brielo Maranillo Sierra.
Inauguración de la Casa Dranguet. Foto Edgar Brielo Maranillo Sierra.

Y todo lo haría otra vez, de eso estoy seguro.

Los historiadores lo consideran su colega pues comprendió, como pocos, que las labores de conservación tienen que estar vinculadas, indisolublemente, a la comprensión profunda del pasado. Esa ha sido una de sus grandes enseñanzas y legado a las futuras generaciones.

Inauguración del Centro Cultural Francisco Prat Puig. Foto suministrada por René Silveira.
Inauguración del Centro Cultural Francisco Prat Puig. Foto facilitada por René Silveira.

Arquitectos, ingenieros, diseñadores, arqueólogos… ven en él al profesional que muchos quisieran ser, también los conocimientos de una persona acuciosa, entregada al estudio profundo e incansable, a la persona cuestionadora y que disfruta de los por qué y sus respuestas.

Omar López, Premio Nacional de Arquitectura.
Omar López, Premio Nacional de Arquitectura 2001. Imagen facilitada por René Silveira.

Son muchos los hombres y mujeres, también los jóvenes, que han pasado por sus manos. Si una labor le ha apasionado y, en reciprocidad, se ha entregado y ha dedicado varias de sus muchas canas, ha sido a la enseñanza. En las aulas educó e instruyó a quienes fueron sus compañeros de trabajo después. Es, sin atisbos de dudas, un maestro de maestros. Aún hoy, frente a la Oficina del Conservador de la Ciudad, continúa esa vocación. Sus consejos, son como clases, cada uno de ellos tienen una carga de conocimientos compartidos, su púlpito es cada nueva obra en una ciudad que no ceja en su empeño de embellecerse.

Omar López durante la conferencia "Turismo Responsable".
Omar López durante la conferencia «Turismo Responsable». Foto Edgar Brielo Maranillo Sierra.

Se entretiene con facilidad cuando tiene una cámara en mano. Busca los ángulos como un fotógrafo profesional: retrata al pequeño párvulo, a la edificación hermosa, al restaurador, su sombra en el pavimento; dibuja, como si fuera un niño absorto en un papel en blanco, los trazos y las líneas que caracterizan los ambientes urbanos de Santiago de Cuba. Es también, sin dudas, un artista.

Omar López con su hija, Yaumara López, en el patio de la Casa Dranguet. Foto Edgar Brielo Maranillo.
Omar López con su hija, Yaumara López, en el patio de la Casa Dranguet. Foto Edgar Brielo Maranillo Sierra.

Una conversación con Omar equivale a un curso intensivo y acelerado de historia, de historia del arte, de conservación, de arqueología, de arquitectura, de patrimonio… de amor por Santiago de Cuba. Su oratoria seduce con palabras contagiosas y ritmo pausado y calmado, yo le llamo, cariñosamente, el “encantador de serpientes” porque inocula su pasión.

Uno de los títulos de la labor investigativa de Omar López. Foto facilitada por René Silveira
Uno de los títulos de la labor investigativa de Omar López. Foto facilitada por René Silveira

Recuerdo la primera vez que le escuché hablar. Dijo, hace ya más de 10 años, una frase que aún hoy está prendida en mi memoria. En aquel entonces, en una de sus innumerables conferencias magistrales –cada una merecedoras del título de Doctor en Ciencias–, afirmó a su auditorio que “la ciudad vive de espaldas a su bahía”. Su discurso alterativo provocó en mí la reflexión. Él no lo sabe, pero me motivó, y mucho, a seguir de cerca el trabajo de la Oficina del Conservador. Después, más allá de palabras, le vi regalar a la urbe, y sus habitantes, uno de los proyectos más queridos: el malecón de Santiago de Cuba.

Omar López junto a Luis Carbonell. Foto facilitada por René Silveira.
Omar López junto a Luis Carbonell. Foto facilitada por René Silveira.

Pocas personas, como él, aman tanto la ciudad de Santiago de Cuba, quizás por la compresión profunda de su patrimonio e historia. Quizás fue al revés: su vínculo especial con la Capital del Caribe derivó en admiración y estudio del acervo material e inmaterial.

Reconocimiento a Omar López por parte de sus estudiantes. Foto facilitada por René Silveira.
Reconocimiento a Omar López por parte de sus estudiantes. Foto facilitada por René Silveira.

En cualquier caso, no importa. Su pasión irradiada a miles es una de las maneras de ser recíproco con su ciudad, y esta, sus habitantes, le decimos “Gracias”. Ese es su título Honoris Causa.

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